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Kyōdai

(Prologo)

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Prologo

La vida es algo curiosa, nunca sabes lo que te arrojara, pero, depende de ti como reacciones a ello, debes de elegir como seguirás adelante, tienes que luchar, perseverar, aferrarte con uñas y dientes si es que quieres lograr realizar tus sueños. Por desgracia eso no siempre funciona, en un mundo lleno de caos e incontables variables llamadas humanidad, el camino puede acabarse tan pronto que ni siquiera sabrás que fue lo que sucedió.

No es pesimismo, solo es la verdad…   ¿No lo crees?, entonces pregúntale a este sujeto, aquel sujeto, ese que esta tirado entre escombros de lo que alguna vez fue un auto, debajo suyo, un charco de su propia sangre derramándose en la carretera, mientras el par de idiotas que tiene por hermanos siguen peleando con sus últimos alientos.

¿Cómo terminaron así?  En realidad, esa es la parte menos impresionante de esta historia, pero, es donde todo comenzó, donde termino una historia para dar paso a una leyenda, la leyenda de los 3 reyes.

Estos tres hermanos se hallaban en un viaje por la carretera, llevaban ya un rato en el auto y la convivencia ahí no era la mejor.

- ¡Ah como serás imbécil negro! Me duermo 10 minutos y ya nos perdiste- Gritaba Gabriel, el mayor de ellos.

- ¡Ya te dije que no! van 10 min sin desvíos, intersecciones ni retornos, así que si estamos perdidos ha de ser por tu culpa- Le respondía José, el de en medio.

- Además de que estoy cansado, el gordito aquí atrás debería haberme reemplazado hace medio kilómetro.

- Oye, piedra papel o tijeras y tu perdiste- Le dijo Juan con desgano pues el punto de ir atrás era descansar para reemplazar al que conducía.

- No que estabas dormido wey, si no te vas a dormir déjame pasarme para allá atrás- le reprochaba José.

- Pues como planeas que duerma si ustedes se la pasan gritándose- Respondió mientras se incorporaba en el asiento trasero.

- Bueno ya, vamos a calmarnos, nos detendremos en la siguiente gasolinera, checaremos el GPS o pediremos indicaciones, luego yo voto por que durmamos en el auto y saldremos en la mañana- Sentenció Gabriel para después encender la radio pues a José se le olvido subir un cable auxiliar y ninguno de los tres llevaba discos o una USB.

Entonces el universo decidió congraciarlos con estática y un silencio incomodo, por lo que Juan decidió sacar su celular y leer un libro digital, pero al parecer no tenía señal, ninguno de ellos tenía, además de que por un momento le pareció ver su dispositivo parpadear como si estuviera fallando.

Ignorando ese último detalle continuaron así unos 10 min, cuando vieron que por el otro carril en dirección opuesta venia un tráiler, lo curioso es que José no recordaba que quedaran carreteras sin división de carriles, fue entonces que mientras pasaban junto a él que, de la nada, una camioneta salió por detrás del tráiler, en un intento de rebasarlo, solo para encontrarse con su auto.

- Suena como un cliché, pero, todo paso muy rápido - pensaba Juan en el suelo- en un instante veía al otro sujeto venir hacía nosotros y al otro recuerdo al auto girando en el aire y luego… nada. Me despierto para encontrarme con que no puedo moverme, siento mucha humedad en mi espalda, seguramente sangre, y antes de poder ubicarme bien, escucho a ese par de idiotas gritándose en las mismas condiciones que yo.

- Eres un pendejo *cof cof* ¿Qué no lo viste venir? – Decía Gabriel tosiendo sangre cada 2 palabras.

- Pues no imbécil… agh… ¿Acaso tu sí? – Se quejaba José tratando de quitarse un trozo de fierro del abdomen.

- Siempre supe que moriría por culpa de ustedes - Les hablo llamando su atención - pero pensé que sería deteniendo un balazo que uno le diera al otro… *cof* bueno, solo me arrepiento de no haber visto todas las temporadas de Dr. Who *cof cof* y tal vez de haber desperdiciado ese año intentando aprender a andar en monociclo, aunque estuve cerca de lograrlo- Fueron sus últimas palabras antes de cerrar los ojos para siempre…

O eso creían.

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