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Kyōdai

(Cap. 1)

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Capítulo I

Encuentro Divino

No sé cuánto tiempo paso, pero cuando comencé a abrir los ojos me tope con una sala o algo parecido, me encontraba en una silla sencilla, pero muy cómoda, y a mi lado mis hermanos dormidos, espero, estaba tan confundido en ese momento que ni siquiera le prestaba atención a la persona sentada frente a mí.

 

- Ehm, hola, ¿Te encuentras bien jovencito? – Me dijo la señorita con una dulce voz y clara preocupación en su tono.

- ¿Ehh? ah disculpe, solo estoy un poco confundido, ¿En dónde estoy? – Me sorprendió ver su rostro entristecerse en cuanto pregunte.

- Lo mejor sería esperar a que despierten tus hermanos para explicarles su situación – Dijo aun con tristeza en su mirada, pero intentando ocultarlo.

 

Unos pocos minutos después (aunque para mí se sintieron como horas) Gabriel fue el primero en despertar, me miro confundido mientras revisaba su cuerpo, simplemente repetí lo que dijo la señorita frente a nosotros y entonces Gabriel tuvo la mejor idea que en realidad me dio vergüenza no haber pensado yo mismo… meterle un zape a José para despertarlo.

 

- ¡¡¡Ah!!! pero que mierda… ¿Eh? – Se quejo volteando a vernos, pero luego sorprendiéndose del entorno.

- Bueno, ya está despierto, ¿Ahora qué? -  Preguntaba Gabriel intentando contener una carcajada que yo no sentí necesario reprimir.

Luego José lo miro con claro enojo, sabiendo que seguramente volverían a pelear en cualquier momento decidí mejor continuar con lo que sea que estuviéramos haciendo ahí.

- *hmm hmm* Bueno ya que estamos todos despiertos, entonces, podría decirnos ¿Qué es este lugar o qué hacemos aquí? señorita… eh - Dije mientras me apenabas más, al darme cuenta de que no le había pedido su nombre.

- ¿En serio? ¿Pues qué estuviste haciendo antes de que despertara que ni su nombre preguntaste? – Dijo Gabriel con tono acusador.

- Oye tu tampoco preguntaste – Le respondí.

- Ay dios ustedes los gorditos no pueden ni presentarse sin que este yo aquí – Fue la primera cosa que decía José y fue solo para insultarnos.

- Wey tú no eres el más delgado como para criticarnos – Le dijo Gabriel comenzando a irritarse.

- Eso sí, acaso olvidaste por qué te bateo esa chava en el parque la semana pasada – Le dije para molestarlo.

- Pues al menos yo lo intento Juan, van ¿Qué 5 años? Y tú no puedes olvidar a Diane – Respondió abriéndome la cicatriz.

- Pinche Negro eso ya fue pasarte de la raya – Le dijo Gabriel más enojado.

 

Las cosas se estaban calentando y estábamos a punto de matarnos (de nuevo), cuando nos interrumpió una pequeña risa.

 

- Jiji... ustedes son divertidos – Dijo la señorita antes de darse cuenta de que había hablado muy alto para luego sonrojarse y tratar de ignorarlo aclarándose la garganta.

- Bueno, permítanme presentarme, soy a quien ustedes llaman Dios, Jehová, Kami, Ala, etc., cada civilización de su mundo me ha llamado y perfilado de diferente manera…-

- ¿Y qué hay de Buda? – le pregunte pues no se parecía en nada.

- ¿Buda? Él es un amigo mío que decidió proyectarse en su mundo a través de una ideología para molestarme por decirle gordo – dijo mientras se reía con la última parte – bueno continuando, soy la creadora del suyo y otros universos… y antes de que preguntes, no, no tengo influencia en los asuntos del hombre, yo solo los cree – Dijo directamente dejando a José con la palabra en la boca – la razón por la que se encuentran aquí… es… es por mi culpa – Susurro audiblemente mientras su ánimo decaía visiblemente – Verán, yo no intervengo en mis universos por varias razones, una es que me cuesta demasiado poder y esfuerzo hacerlo, otra y es la razón de esta reunión, es porque todos mis mundos están de algún modo conectados entre sí hasta cierto punto, por eso cualquier cambio que haga en uno podría causar solo una brizna en otro, o cambiarlo por completo – Luego de eso se detuvo mientras intentaba en vano contener unas lágrimas que comenzaban a salir de sus ojos.

- ¿Qué sucedió para que tuviera que intervenir Kami? – Le dije los más amable que pude para intentar calmarla.

- Diablo fue lo que sucedió… el primer mal del universo 31, un ser de incalculable poder, pues es la fusión de los 7 males primordiales en un solo ser, quien después de muchos siglos logro llegar a la cumbre de los altos cielos y acabar con los celestiales, volviéndose amo y señor del inframundo, el cielo y la tierra.
Aunque fuera triste y desolador, no podía intervenir pues ese era uno de los primeros universos que cree, y el efecto de mi intervención en él podía ser catastrófico… sin embargo… no me quedo otra opción, pues de algún modo Diablo descubrió la existencia del multiverso, además de un modo de viajar por el para extender su reino de obscuridad. Así que tuve que actuar, desgraciadamente, al haberse fusionado los 7 señores del mal, su poder combinado me hacía imposible destruirlo, y encima se hacía más poderoso a cada segundo, por lo que mi única opción fue retroceder, volver ese mundo a un punto en su historia donde Diablo fuera vulnerable, o mejor aún, evitar que se logre fusionar.
Lo logre, ese mundo volvió a un punto antes de que la caída del celestial llamado Tyrael, ahora solo debo pensar en cómo evitar que la historia se repita – Termino de relatar, mientras yo pensaba en cierto juego de mi juventud.

- Eso suena terrible, pero, ¿Qué tiene que ver con nosotros Dios? – Le pregunto Gabriel mientras José me volteaba a ver como confirmando si había pensado lo mismo que él.

- Que… es por eso que ustedes están muertos – dijo ya comenzando a llorar – como les dije el efecto de mi intervención es impredecible, en el suyo fue un ligero cambio en el desarrollo carretero de su país, la carretera que ustedes transitaban cambio de dirección, pero el cambio tarda en hacer efecto, de ahí el accidente que sufrieron… y… yo… yo solo… quería decirles que… ¡Lo siento! ¡En serio lo lamento! – Finalizo tomando su rostro y llorando.

 

Cualquiera se sentiría enojado esto, pero, yo solo sentía pena por ella, solo estaba protegiendo al mundo, fuimos un efecto colateral de lo que pudo haber sido el fin de toda la existencia, no tuvo intención de lastimar a nadie y encima tuvo el cuidado de traernos aquí, solo para disculparse, no tenía ninguna obligación de hacerlo, pero aún así se tomo la molestia hacerlo.

Al voltear a ver a mis hermanos super que, por primera vez en años, estábamos de acuerdo en algo. Nos levantamos los 3 y nos acercamos a Dios, quien simplemente se agacho esperando una represalia, y por eso se sorprendió visiblemente cuando la abrasamos, hasta Gabriel que nunca le habían gustado el contacto con la gente.

 

- Tranquila Kami, hiciste lo que debías hacer – Dijo Gabriel con voz cálida mientras frotaba su espalda.

- No había forma de que supieras lo que podía pasar, no es tu culpa- Le siguió José restándole importancia al asunto.

- Y aun cuando no era necesario, el que nos trajeras solo para disculparte demuestra lo mucho que te importa toda tu creación – Le dije para intentar levantarle un poco el ánimo.

 

Un rato después Dios por fin se calmó y nos volvimos a sentar, y luego de secarse las lágrimas y enderezarse un poco volvió a mirarnos.

 

- En realidad no solo los traje para disculparme, ya que debido a mi intervención en el universo 31 su deceso se adelantó les ofrezco la oportunidad de vivir una nueva vida en el mundo que deseen, además por lo amables que fueron les doy la opción de decidir el contexto en el que quieren nacer – Explico dejándonos impresionados por su oferta.

 

Eso último que dijo realmente me dejo asombrado, y de inmediato se me vinieron muchas ideas, literalmente podía elegir una vida, el como, donde y cuando nacer, podría ser un superhéroe, un ninja, un sujeto en una ambulancia o cualquier otra cosa que deseará, pero, también pensé, que pasará con Diablo, Dios dijo que no pudo destruirlo y gasto casi todo su poder solo para ganar más tiempo. Realmente no creía poder dormir por las noches sabiendo que en cualquier momento ese maldito demente podía desgarrar la realidad e invadir el resto de la creación.
Voltee a ver a mis hermanos, ellos no parecían pensar en este pequeño detalle; Gabriel miraba 3 de sus dedos, como sopesando sus opciones; José tenía una mirada perdida mientras se reía como estúpido y se frotaba las manos.
No estaba seguro de hacerlo, pero pensé que lo mejor era pedirles ayuda para lo que tenía en mente, así que les hablé y les hice señas de hacer bolita.

 

- ¿Piensan lo mismo que yo? – Les pregunte más por formalidad que nada.

- ¿Hacer que nos reencarne en uno de esos mundos de anime con nuestro propio harem? – Dijo José mientras movía sus manos como si frotara algo frente a él.

- ¿Nacer un par de años antes, apostar a los ganadores de algunos deportes y hacer millones? ¿Reencarnar como el hijo de algún magnate o político y vivir como parasito miserable? Se más específico – Fueron las respuestas de Gabriel, que, aunque sonaban como buenas ideas, me hacían perder la fe en la humanidad.

- No eso no, ¿Qué no escucharon lo que dijo sobre Diablo?, ese cabrón se volvió incontrolable, aun para ella y sí vuelve a fusionarse será todo, no creo que pueda reiniciar ese universo para siempre, y si puede habrá estragos en los otros universos, ¿Cómo creen que se sentirá si termina provocando más dolor por no poder acabar con él? – Les dije, Gabriel se tomó la barbilla mientras se ponía a reflexionarlo y murmuraba algunas cosas como ¿Estúpidos demonios que no me dejan vivir en Cancún?, por su parte José dejo su cara de pervertido y me vio bastante serio.

- Pues supongo que se sentirá miserable por no poder hacer nada al respecto, además si las películas de ciencia-ficción tienen razón, no creo que la realidad resista mucho esa situación antes de desgarrarse – Respondió para después empezar a tallarse la cabeza. – Chale, y yo que quería reencarnar como el Issei o Yuki – Agrego con algo de fastidio en su voz.

- Pero entonces que propones, quedarnos aquí a esperar que las cosas se arreglen, eso podría llevarnos años y como dijiste, cabe la posibilidad de que no pueda con él.

- Bueno… hay otra opción – Les dije mientras comenzaba a sonreír – ¿Recuerdan cuando éramos adolescentes? Jugábamos algo muy parecido a lo que describió Kami – Mencione dejando la respuesta al aire para ver si captaban la idea.

- Aguanta gordito, que sugieres… - Empezó José

- ¿Sugieres que vayamos ahí y enfrentemos a Diablo? – Termino Gabriel con incredulidad.

- Bueno, terminamos el juego como unas qué, 20 o 30 veces, yo creo que si podemos – Realmente confiaba en nuestras probabilidades

- Pero eso era un juego Juan, esas 20 o 30 veces nos llegaron a matar y simplemente le dábamos en continuar, esto sería real, si morimos es todo – Soltó Gabriel con José asintiendo de acuerdo.

- ¿Entonces qué? ¿Realmente me vas a decir que prefieren ir a cualquier otro lugar y esperar rodeados de lujos o de viejas a que todo termine?, ¿Realmente prefieren tener otra vida normal cuando tenemos una aventura frente a nosotros? Una verdadera aventura con magia, bestias y artefactos místicos – Al menos yo no quería volver a la monotonía del día a día - ¿Qué dicen? Yo iré, y me sentiría mejor de saber que tengo a mis hermanos cuidándome la espalda – Les dije con sinceridad.

- Demonios, cuando lo pones así no me puedo negar, que clase de hermano mayor sería si te dejara ir tu solo a que te maten – Se quejo Gabriel, pero con una sonrisa.

- Pues supongo que los acompañare, de todas maneras, si reencarnara en un mundo con harem terminaría con muchos chamacos o alguna enfermedad venerea antes de cumplir 20 – Se burlo José.

- Bien, está decidido – acto seguido volteé a ver a Dios directamente – Queremos ir al universo 31, le vamos a partir el hocico a Diablo -Le dije sin rodeos.

- Queremos ser hermanos de nuevo, si nos hace el favor Kami – Exclamo José con una sonrisa, pero igual de serio.

- ¿Ehh? ¿Hablan en serio? – Dijo claramente confundida.

- Claro que sí, ese imbécil es el culpable de todo esto, incluyendo nuestras muertes, así que hay que regresarle el favor – Le respondió Gabriel.

- Pe, pe, pero ustedes no tienen que enfrentarlo, no quiero que vuelvan a morir por mi culpa – Se quejo visiblemente preocupada.

-No te preocupes Dios, estaremos bien, somos hermanos, nos cuidaremos entre nosotros, además no importa donde vayamos, por lo menos yo no podría vivir tranquilo sabiendo o no sabiendo si Diablo volvió y destruirá todo o si lo vencieron y yo preocupándome por nada – Le dije mientras tomaba a mis hermanos por los hombros, aunque Gabriel gruño un poco por esto.

- *Suspiro* Supongo que no puedo hacerlos cambiar de opinión ¿Verdad? – preguntó y le asentimos – Esta bien, pero, como me están ayudando a resolver este problema, no importa si mueren antes de lograrlo, sí vuelven aquí, sin rechistar reencarnarán y tendrán una vida tranquila ¿Sí? – le volvimos a asentir – Bien, además como favor especial les concederé unos dones con los que nacerán, no me pidan el poder de volar o de lanzar ácido, recuerden que mi intervención debe ser mínima – Termino para dejarnos pensando de nuevo, o bueno, al menos a José y a Gabriel, pues yo sabía exactamente que quería pedir.

- Entonces, si no es mucha molestia, me gustaría pedirte dos cosas – espere a que me asintiera para continuar, por su lado José y Gabriel dejaron de pensar para escuchar lo que iba a pedir – Me gustaría tener una mente muy aguda, ser capaz de ver una situación y resolverla y segundos – Le dije sin darme cuenta que empezaba a emocionarme, casi como un niño.

- Muy bien, es aceptable, que sería lo otro – Me pregunto con una sonrisa, creo que le divirtió ver mi inmadurez.

- Quisiera poder aprender cualquier cosa con facilidad, no en el acto, eso le quitaría lo divertido, pero si tener una excelente memoria y la capacidad física para que cualquier cosa que me enseñen la pueda aprender sin problemas – Termine dejando sorprendidos a mis hermanos y un poco a Dios.

- Hay gordito, quien te viera, al parecer también quieres ser el más listo de los 3 en este nuevo mundo – Comento con humor José – Bueno si tú haces eso entonces yo quiero ser el astuto – Dijo girándose hacia Kami-sama – Yo quiero por favor la habilidad de leer y analizar a las personas a la perfección, quiero ser capaz de darle una ojeada a alguien y conocer sus secretos, que cada detalle, cada mancha o rasguño me diga algo de él o ella, ya con eso puedo jugar con su mente y así nos ahorramos muchos problemas – Lo último lo dijo con una voz algo tétrica, pero era normal en el después de ver tanto gore como Saw y Dangaronpa.

- Malditos, ya se llevaron todo lo bueno… hmmm… supongo que entonces como el hermano mayor me corresponde cuidar de ustedes, par de cabezas huecas – Se río mientras nos frotaba el cabello y miraba a Dios – Kami-sama yo quisiera tener un sexto sentido por así decirlo, algo que me avise cuando estemos en peligro o cuando algo se aproxime hacía nosotros, también quisiera un carisma natural para agradarle a todos, ya que por lo que conozco de estos dos, uno va a ser un antisocial y el otro será un estafador/psicópata en potencia, así que alguien deberá arreglar lo que digan o hagan y que nos pueda causar problemas – Termino con nosotros quejándonos y Dios riendo por lo bajo.

-Bien, está decidido, prepárense para comenzar su travesía, esperen por mí, aunque no pueda involucrarme demasiado estaré checando su progreso, otra cosa es que para no levantar sospechas con los celestiales primero enviare solo sus almas y cuando cumplan 5 años todas sus memorias llegaran a ustedes, también es para que al menos su niñez sea normal y no se preocupen inmediatamente por Diablo – Termino su aviso con una dulce sonrisa para después abrir un portal.

- ¿Listos hermanos? – Dijo Gabriel mirándonos con confianza.

- Puedes apostarlo, ¿Saben por qué? – Pregunto, dándome una idea perfecta.

- Porque… La derrota de hoy- Dije entrando al portal

- Es solo la semilla – Me siguió Gabriel.

- Para la victoria de mañana – Finalizó José.

 

Lo siguiente que paso fue que comencé a despertar en una cama en un cuarto oscuro, realmente no me quería levantar, pero algo me decía que debía haberlo, la cabeza me daba vueltas y sentía algo como un torbellino de información dentro de mi mente.

 

- ¡Isabel! – Fue un grito que se oía del otro lado de la puerta y sin previo aviso entro un hombre calvo, con un tatuaje en su cabeza que vestía ropa muy humilde - ¡Isabel! Te vas a quedar ahí acostada todo el día o vas venir, la meditación no es algo que puedas seguir posponiendo.

 

Estaba demasiado confundido por mis recuerdos nuevos mezclándose con los viejos como para pensar en lo que pasaba, pero eso quedo en segundo plano en cuanto me levanté y quise rascarme cierta zona que todos los hombres nos rascamos al levantarnos, solo para no sentir nada ahí.

- No… puede… ser – Me estaba arrepintiendo de haber venido aquí – En cuanto vea a Kami… la voy a estrangular.

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